miércoles, 18 de noviembre de 2009

Géminis y los sofistas.



–Dime; ¿tienes un perro?
–Sí, y muy malo.
–Tiene perrillos?
–Muchos y tan malos como él.
–¿El perro es padre de los perritos?
–Sí, yo mismo le he visto cubrir la perra.
–¿Es tuyo el perro?
–Sí.
–El perro es padre y tuyo, luego es tu padre, y por lo tanto eres hermano de los perrillos.


Este argumento es planteado por Dionisodoro en el diálogo platónico Eutidemo o el disputador, que muestra a varios sofistas entregados a su pasión por confundir y sorprender a sus oyentes con ingeniosos y divertidos juegos de palabras.

Los sofistas surgieron en Grecia en el siglo V a.C. como consecuencia natural del auge de la democracia y del intenso comercio marítimo con culturas extranjeras. La palabra "sofista" procede de los términos griegos sofós y sophía, que podemos traducir como sabio y sabiduría respectivamente. El sofista era aquél que hacía profesión de sabiduría, es decir, el que se ganaba la vida enseñando todo tipo de cosas. Fueron los primeros que cobraron por enseñar y de ellos se derivan tres figuras comunes en nuestro paisaje social contemporáneo: el profesor, el abogado y el político democrático. En efecto, su principal reclamo era la promesa que hacían a los jóvenes atenienses de adiestrarles en el arte de convencer a una audiencia para ganar terreno en la arena política y lograr el consenso necesario para llevar adelante sus propósitos, alcanzar cargos públicos o defenderse ante un tribunal. Antes que nada eran maestros de persuasión, oratoria y elocuencia. Algunos sofistas presumían de poder convencer a cualquier persona de cualquier cosa, no importa lo absurda que pudiera parecer de entrada, para acto seguido, una vez rendido el público a sus argumentos, pasar a defender con la misma persuasión y determinación la postura diametralmente opuesta. Para ello se valían de ciertos juegos de palabras y de argumentos lógicos aparentemente válidos, pero que encerraban sutiles errores difíciles de detectar mediante los cuales embaucaban a la audiencia. Desde entonces a este tipo de argumentos falaces se les conoce con el nombre de sofismas y, tras las feroces críticas de que fueron objeto por parte de Sócrates y, sobre todo, de Platón, la palabra "sofista" se empezó a utilizar poco menos que como un sinónimo de "embaucador". Sin embargo, los sofistas no eran personas sin principios ni simples malabaristas del lenguaje. Defendían honestamente una doctrina relativista. La mayoría de los sofistas eran extranjeros de paso por las distintas polis, ya que iban llevando sus enseñanzas de unas ciudades a otras, por lo que carecían de derecho al voto. El estar continuamente viajando les ponía directamente en contacto con leyes y costumbres muy diferentes, de forma que lo que en un lugar estaba permitido en otro estaba prohibido y lo que aquí era alabado allá era censurado. Se convencieron así de que las normas de conducta no se basan en principios de orden natural sino, más bien, en la pura convención. "Bueno" es aquello que nuestra sociedad ha acordado establecer como tal por consenso o por obediencia a un líder. Por tanto, preparaban a sus alumnos en el arte de hacer prevalecer por la persuasión el orden de cosas que ellos consideraran preferible, no importa cuál fuera, ya que ninguno era objetivamente mejor que los demás.

Todo lo que guarda relación con la palabra se coloca en astrología bajo el dominio de Mercurio, planeta regente del signo de Géminis. Hay numerosos puntos de contacto entre lo que los manuales de historia de la filosofía dicen de los sofistas y lo que los manuales de introducción a la astrología dicen de los nativos de Géminis. Unos y otros son aficionados a los juegos de palabras, tienen sentido del humor (muchos sofismas eran simplemente chistes), no les preocupa demasiado la rigurosa veracidad de lo que dicen, se interesan por las cuestiones más variadas, saben de todo, van constantemente de un lado a otro, prefieren el contacto con jóvenes y adolescentes, les interesan los asuntos humanos y sociales, el contraste de pareceres, la contraposición de ideas y argumentos, son buenos abogados y de réplica rápida, llevan noticias de unos lugares a otros y cambian de posición con facilidad. Son buenos embajadores (muchos sofistas actuaron de hecho como tales) y excelentes diplomáticos.

El panorama filosófico griego inmediatamente anterior a la eclosión de los sofistas había estado dominado por la reflexión acerca de la naturaleza y los principios últimos que la constituyen. Eran temáticas más afines al signo de Tauro, que es también el que precede a Géminis en el zodíaco. Por eso algunos historiadores califican este cambio de intereses como un giro antropológico. Aunque algunos filósofos, como Demócrito, siguen haciendo filosofía de la naturaleza, la mayor parte de sus contemporáneos cultos prefieren centrarse en los asuntos humanos: la educación, la organización de la polis, la retórica, la poesía, el derecho y la convivencia. Este humanismo es característico no sólo de períodos en los que, por las razones que sea, los arquetipos geminianos dominan la escena, sino también de los momentos en que se percibe nítidamente la huella de los otros dos signos de aire. Del mismo modo, los giros antropológicos suelen tener lugar inmediatamente después de un período en el que dominaba el estilo propio de alguno de los tres signos de tierra. Ya iremos viendo otros ejemplos de esto.


Saludos.

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