lunes, 13 de septiembre de 2010

Los mitos de la Flor Armónica



En las dos entradas anteriores he mencionado tres métodos diferentes para valorar el peso relativo de una carta armónica o su grado de fuerza en relación con las demás. Haremos a continuación un ejercicio sobre una carta imaginaria que nos ayudará a comprender las semejanzas y diferencias entre los tres métodos y el verdadero alcance de cada uno. De paso, esto nos servirá también para desterrar algunos mitos relacionados con la flor armónica, que se van extendiendo casi al mismo ritmo que el conocimiento superficial de la misma.

Supongamos que queremos determinar -aunque sea de un modo muy vago- el grado de fuerza que corresponde a los armónicos 1, 2, 4, 8 y 16 de una carta natal hipotética un tanto extravagante que sólo contiene ocho planetas: los siete tradicionales más Urano, situados de la siguiente manera:

Sol a 0º 00' de Aries; Luna a 15º 00' de Tauro; Mercurio a 22º 30' de Aries; Venus a 7º 30' de Piscis; Marte a 0º 00' de Cáncer; Júpiter a 15º 00' de Leo; Saturno a 22º 30' de Cáncer; Urano a 7º 30' de Géminis.

El armónico 1 ó carta radical presenta la apariencia que se muestra en el gráfico siguiente:



Armónico 1

Se aprecia inmediatamente que los ocho planetas están situados a intervalos regulares de 22 grados y medio, formando así cuatro cuadraturas exactas, independientes unas de otras, pero algunas de ellas conectadas indirectamente entre sí por medio de aspectos menores (semi-cuadraturas y sesqui-cuadraturas).

¿Qué diría David Hamblin de una carta como ésta? Sin duda se admiraría muchísimo de la exactitud de las cuatro cuadraturas y de los aspectos menores que las acompañan, así como de la regularidad tan asombrosamente rítmica de la distribución de los planetas. Podemos esperar razonablemente que Hamblin consideraría que esta carta es fuerte o muy fuerte.

Si aplicamos sobre esta carta el método de la suma de vectores, el resultado no diferirá mucho de la apreciación que nos hemos permitido presumir en Hamblin. Aunque no he realizado el cálculo, "a ojo de buen cubero" podemos suponer que el círculo amarillo de la Flor Armónica correspondiente a esta carta será muy semejante en magnitud al que ya vimos en la entrada anterior en relación con la carta del bombardeo atómico sobre Hiroshima, ya que el grado de concentración planetaria de ambas cartas es muy parecido. Andará, por tanto, cerca de los 6 puntos.

Pero si utilizamos la técnica de contar conjunciones, el peso de esta carta sería cero, puesto que no hay ninguna.

En este caso, pues, las dos técnicas formales capaces de arrojar resultados cuantitativos precisos dan veredictos claramente distintos, mientras que la técnica de la comprobación informal se alinea con el método de la Flor Armónica (suma de vectores).

Veamos ahora qué sucede con el armónico 2.



Armónico 2


Ante una carta como ésta, no sólo Hamblin sino también cualquier estudiante de astrología se maravillaría de inmediato. La impresión personal que una carta así produce en cualquier persona familiarizada con los aspectos es que se trata de una carta no ya fuerte, sino muy muy muy fuerte, a lo que seguramente se añadirá: "la más fuerte que nunca he visto". Cuatro oposiciones y ocho cuadraturas, todas exactas, formando dos Grandes Cruces ligadas entre sí por ocho semi-cuadraturas y otras tantas sesquicuadraturas, integran a todos los planetas en una trabada configuración que expresa una tensión enorme.

Pero, como sucedía con la carta A1, tampoco ésta contiene ninguna conjunción. De manera que el método de valorar una carta del segundo armónico por su número de conjunciones asigna a esta carta un peso cero, que sería el apropiado para "la carta A2 más débil que pueda imaginarse".

¿Y qué sucede con la suma de vectores? Pues que en este caso hace nuevas amistades y se alinea por completo del mismo lado que el cómputo de conjunciones. En efecto, aunque a alguien pueda sorprenderle, el resultado de la suma de los vectores de estos ocho planetas en la carta A2 es también cero. Por consiguiente, en la Flor Armónica no veremos los dos pétalos anaranjados que representan al segundo armónico ni grandes ni pequeños, sino que sencillamente no se dibujarán. Y en la columna de la derecha, el armónico 2 ocupará el último lugar de la lista con una puntuación de 0,00. Esto se debe a que los vectores de dos planetas situados en oposición exacta se anulan entre sí, y como en esta carta los ocho planetas se reparten entre cuatro oposiciones exactas, no sobrevive ningún vector.

Ahora los dos métodos cuantitativo-formales convergen y se sitúan en las antípodas del método informal. ¿Cómo pueden discrepar tanto estos métodos formales de los métodos informales si, aparentemente, aquellos se diseñaron con la única intención de realizar el mismo tipo de valoraciones que ya estaban haciendo éstos, sólo que de un modo un poco más preciso y ordenado? Antes de ensayar una respuesta a esta pregunta inspeccionaremos algunos armónicos más.


Armónico 4

El armónico 4, que a simple vista parece tener dos oposiciones y cuatro cuadraturas, tiene en realidad 8 oposiciones y 16 cuadraturas, aunque en el gráfico no se aprecian porque se solapan. El método de la comprobación informal, del que David Hamblin es un buen representante, declararía también este armónico como muy fuerte.

El método de contar conjunciones asignaría 4 puntos a este armónico, porque contiene 4 conjunciones. En caso de que se hubiera decidido dar puntos extra a las conjunciones de orbe muy cerrado, estas cuatro conjunciones acapararían el máximo de punto extras, ya que son totalmente exactas. Desde este punto de vista, podríamos calificar esta carta como de intensidad media o bien moderadamente fuerte.

Pero también aquí la suma de vectores da como resultado cero, por lo que la Flor Armónica tampoco tendrá los pétalos rojos del cuarto armónico. Esta técnica declarará la carta como de intensidad nula.

Aquí el desacuerdo entre los tres métodos es total.


Armónico 8

El armónico 8 contiene 12 conjunciones y 16 oposiciones, todas exactas. Por tanto, desde un punto de vista informal, la carta sigue siendo muy fuerte. También lo es por el método del cómputo de conjunciones, que le asigna 12 puntos, más todos los extras posibles -si los hubiera. Pero el cálculo de vectores, una vez más, arroja valor cero, por lo que tampoco veríamos los 8 pétalos que la Flor Armónica utiliza para representar la intensidad del armónico 8. Nuestra flor se está quedando un tanto mustia.



Armónico 16

Por último, en el armónico 16 todos los planetas se reúnen en el grado 0 de Aries, formando 28 conjunciones exactas, que es el número máximo de conjunciones que pueden formar entre sí ocho planetas. Sin duda, la carta parece muy fuerte a primera vista, y por cómputo de conjunciones ya hemos visto que recibiría la máxima puntuación posible: 28 puntos, más todas las bonificaciones, si las hubiere. El vector armónico tendrá un valor de 8 puntos, que también es el máximo posible para una carta de 8 planetas. Pero como la Flor Armónica no dibuja pétalos para armónicos superiores al 12, tampoco en este caso veríamos nada.

Por una vez, todos los métodos se muestran de completo acuerdo. ¿Qué es lo que ha obrado el milagro? Comparemos la situación con la que se produjo en relación al armónico 4, donde todos los métodos discrepaban. Desde luego, la impresión personal que produce la carta A4 es muy fuerte, pero no se debe confundir la fuerza de la impresión con la fuerza de la carta armónica. Resulta muy desconcertante -y decepcionante, en cierto modo- comprobar que el cálculo de vectores le asigna precisamente a esta carta un valor cero. ¿Significa esto que hemos perdido completamente "el olfato astrológico", que nuestra intuición es totalmente indigna de confianza? o, por el contrario, ¿debemos concluir, más bien, que sumar vectores es una forma equivocada de medir la fuerza de una carta?

Pongamos cada cosa en su sitio. Sumar vectores es un método muy preciso para determinar el grado de concentración de los planetas de una carta. Si no le pedimos más que esto, el método no nos defrauda. La intuición personal tampoco ha fallado al detectar que en esa hipotética natividad había algo muy fuerte; pero ese algo no se manifiesta con toda su potencia hasta el armónico 16. En cierto modo, la intuición ha superado al cálculo de vectores, porque ha detectado esa enorme fuerza mucho antes de llegar al armónico que la contiene, la ha percibido casi desde el principio, a través de todos los armónicos intermedios, donde el radar del cálculo de vectores no la sospechó ni de lejos.

El sistema de contar conjunciones es el único de los tres métodos que permite detectar indirectamente el número de aspectos de una serie dada que contiene la carta radical. Por ejemplo, si en el armónico 7 encontramos 6 conjunciones, de las cuales dos estaban ya presentes en la carta radical y las otras cuatro son nuevas, podemos estar seguros de que la carta radical contiene cuatro aspectos de la serie del 7 (septiles, biseptiles o triseptiles) entre los mismos planetas que forman cada una de las conjunciones nuevas. Además de esto, este sistema corrige -hasta cierto punto, y en combinación con otros recursos más informales- la información sobre el grado de concentración de los planetas que nos suministra la suma de vectores. No cabe duda de que es imposible que los ocho planetas de nuestro ejemplo puedan estar más concentrados de lo que lo están en la carta A16, pero no parece muy acertado (aunque sea técnicamente correcto) considerar que el grado de concentración de los planetas en las cartas A2 y A8 sea exactamente el mismo, a saber, cero. "Concentración cero" viene a ser lo mismo que "dispersión máxima" y esto último sugiere la idea de planetas más o menos uniformemente repartidos por toda la carta. Desde luego, en la carta A2, los planetas no pueden estar más dispersos en este sentido; pero muy pocos opinarían lo mismo de la carta A8. Parece más apropiado describir la situación de los planetas en la carta A8 diciendo que están concentrados en dos puntos opuestos. El cómputo de conjunciones asigna 0 puntos a la A2, pero 12 puntos a la A8. Es difícil imaginar que en una carta con 12 conjunciones los planetas puedan estar "máximamente dispersos" (en el sentido coloquial de "más o menos uniformemente repartidos"). De esta forma, el cómputo de conjunciones introduce importantes acotaciones a los resultados de la suma de vectores.


Los mitos de la Flor Armónica

A la hora de decidir cuál es el armónico dominante en la carta astral de una fecha determinada, sería muy ingenuo dar por hecho que para saberlo basta con mirar cuál de los 12 primeros armónicos recibe una puntuación más alta en el gráfico de la Flor Armónica. Pero ya son muchos los que han caído en esta ingenuidad, de modo que podemos decir que constituye el primer mito relacionado con la Flor Armónica.

El segundo mito consiste en dar por hecho que existe una relación directa entre la longitud que en la Flor Armónica alcanzan los pétalos del armónico n y el número de aspectos de la serie n que contiene la carta radical. Pero ya hemos visto varios ejemplos de cartas que alcanzan una puntuación muy alta en el armónico 1 de la Flor Armónica sin contener ninguna conjunción. A la inversa, si encontráramos en una carta A1 la misma distribución planetaria que hemos visto en la carta A8 de nuestro ejemplo, que contiene 12 conjunciones, también recibiría una puntuación de cero en el primer armónico de la Flor Armónica. Es posible igualmente que una carta esté repleta de trígonos y, sin embargo, reciba una puntuación de cero en el tercer armónico de la Flor Armónica (Esto sucede, por ejemplo, con la Estrella de David -dos Grandes Trígonos opuestos, enlazados por seis sextiles), o que una carta sin ningún trígono puntúe alto en el tercer armónico de la Flor Armónica. Normalmente se cae en este segundo mito por desconocimiento del modo en que trabaja la Flor Armónica; se tiende a suponer erróneamente que la Flor Armónica utiliza la técnica del cómputo de aspectos.

El tercer mito es creer que la Flor Armónica tiene en cuenta todo lo que hay en una carta para valorar la intensidad de cada armónico; en realidad -si no le decimos otra cosa- se limita a calcular el grado de concentración de los siete planetas tradicionales en los doce primeros armónicos. Y nada más.... Bueno, sí, y una cosa más. También nos dice cuál es el grado del zodiaco que soporta el peso de la concentración dentro de cada armónico.

El cuarto mito es pensar en la Flor Armónica como si a cada persona le correspondiera una y sólo una y siempre la misma. Pero la Flor Armónica cambia su apariencia -más o menos drásticamente- a medida que añadimos o restamos planetas en la selección de "Dominios Armónicos". También es diferente si la miramos desde un punto de vista geocéntrico o heliocéntrico; o si en lugar del zodiaco tomamos otro círculo de referencia (Domal, Ascensión Recta, Acimut).

El quinto mito es creer que más allá del armónico 12 no hay nada que merezca la pena mirar. Basta echar un vistazo a las estadísticas de John Addey, que experimentó con los 180 primeros armónicos, para convencerse de lo contrario.



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