jueves, 16 de diciembre de 2010

El Sol y la Luna en el matrimonio. Parte 1.Una exploración estadística: armónicos y aspectos.



Si definimos armograma como un gráfico cuya finalidad es mostrar la intensidad de uno o varios armónicos en una carta astral o en un conjunto de cartas astrales, entonces el gráfico que aparece sobre estas líneas puede ser considerado como un armograma. Pero este armograma se diferencia en varios detalles importantes de los que hemos analizado en las entradas tituladas Los armogramas de O'Neill y Los armogramas de Miguel García. Los armogramas de O'Neill y García son diacrónicos, porque estudian la evolución de la intensidad de uno o varios armónicos a lo largo de un periodo de tiempo, y son individuales, porque se calculan a partir de los datos natales de un individuo único. Nuestro nuevo armograma, sin embargo, es sincrónico y colectivo. Es un instrumento de exploración estadística que permite establecer los armónicos dominantes en una población, definida, en este caso, por estar integrada por dos grandes grupos de individuos vinculados entre sí por lazos matrimoniales. Se trata de las 2823 parejas que Gauquelin utilizó para su estudio sobre la herencia astrológica, cuyas fechas natales están disponibles en la Base de datos de Astrodigitalia*.

[*mediante el programa Cronos 1.3 se pueden visualizar las cartas astrales y efectuar inspecciones estadísticas básicas con suma comodidad (para saber cómo, consúltese la documentación del programa).]

Para calcular este armograma solamente he tenido en cuenta las posiciones del Sol y de la Luna en las fechas y horas de nacimiento de cada uno de los individuos de la muestra. El procedimiento ha sido bastante sencillo. Me he limitado a contabilizar el total de conjunciones cruzadas entre el Sol y la Luna en cada una de las parejas de la muestra, a través de los trece primeros armónicos. El orbe utilizado ha sido de 13º 20', que es el resultado de dividir los 360 grados del círculo por 27. Con este orbe podemos estimar que el valor esperado para cada una de las cuatro conjunciones posibles es de 2823/27 x 2, lo que equivale a 209 conjunciones de cada tipo en cada armónico; en total, cabe esperar encontrar 836 contactos entre luminarias en cada uno de los diferentes armónicos. En la tabla siguiente se muestran las diferencias de los valores observados respecto de los esperados:


La primera columna registra las conjunciones entre el Sol del hombre y el Sol de la mujer. El número 12 que al principio de esta columna aparece asociado al armónico 1 (A1) significa que se han observado 12 conjunciones más de las esperadas, es decir, 221 en lugar de 209. El número 27 que en esa misma columna aparece asociado a los armónicos 5 y 10 (A5 y A10) significa que se han encontrado 236 conjunciones en lugar de las 209 que predice la teoría de la probabilidad. Cuando los valores son negativos (escritos en color verde) su cantidad debe restarse de 209 para saber el número real de casos observados.

La segunda columna registra las conjunciones entre el Sol del hombre y la Luna de la mujer; en la tercera van la Luna del hombre con el Sol de la mujer y en la cuarta la Luna del hombre con la Luna de la mujer. La quinta columna registra la suma de los valores de las cuatro anteriores y es la cifra final que se asigna a cada uno de los armónicos para trazar el armograma.

En general, las diferencias respecto de los valores esperados no son demasiado grandes, por lo que la mayor parte de ellas pueden atribuirse a las oscilaciones del azar. No podemos descartar, sin embargo, que al menos las desviaciones mayores sean producto de un efecto astrológico real, por lo que puede merecer la pena correr el riesgo de interpretar su significado y sus repercusiones para la práctica de los estudios de sinastría.

¿Qué nos sugieren estos números? El armónico dominante resulta ser el 5, seguido muy de cerca por el 4. Traducido al lenguaje de los aspectos de las cartas natales (en el armónico 1), esto significa que entre los aspectos que unen entre sí a las luminarias de las personas casadas, los que se dan con más frecuencia son los quintiles y biquintiles, seguidos muy de cerca por las cuadraturas. También dan valores por encima de lo normal, aunque aún más moderadamente, los armónicos 7 (septiles y sus múltiplos), 10 (deciles y sus múltiplos), 9 (noviles y sus múltiplos) y 2 (oposiciones). Las conjunciones observadas entre luminarias en la carta natal (armónico 1), sobre las que tanto se ha escrito y a las que tanto valor se suele dar al analizar una sinastría, han resultado ser en total 836, ni una más ni una menos que las que predice la teoría de la probabilidad. Si nos atenemos a este dato aislado, tendríamos que concluir que las conjunciones entre luminarias en sinastría son totalmente irrelevantes, inactivas, ni atractivas ni repulsivas. Pero por los estudios de Didier Castille sobre nada menos que seis millones y medio de parejas (Didier Castille, Mariages aux Soleils) sabemos que la conjunción entre el Sol del hombre y el Sol de la mujer se da con una frecuencia significativa por encima de lo esperado, algo que también se cumple en la presente muestra de Gauquelin. Pero no sucede lo mismo si una de las luminarias -o ambas- es la Luna.

Los seis armónicos restantes dan valores por debajo de lo esperado, destacando en ese sentido el armónico 8. El déficit de casos en este armónico tiene que deberse necesariamente a un efecto de repulsión que puede darse entre las personas cuyas luminarias hacen entre sí aspectos de semicuadratura o sesquicuadratura. Aunque las cuadraturas y oposiciones también pertenecen a la serie de aspectos que se transforman en conjunciones en el armónico 8, ellas no pueden ser responsables de este efecto, porque los armónicos 4 y 2 han dado valores positivos. Esto implica que el armónico 8 estaría todavía más abajo si no fuera porque también incluye cuadraturas y oposiciones. También quedan por debajo de lo normal los armónicos 6 (sextiles y sus múltiplos), 11 (onciles y sus múltiplos), 3 (trígonos), 13 (treciles y sus múltiplos) y 12 (semisextiles y sus múltiplos).

Muchos tópicos se tambalean a la luz de estos resultados. Los sextiles y los trígonos no parece que favorezcan la formación de uniones matrimoniales; más bien al contrario, puesto que sus armónicos asociados obtienen la segunda y la cuarta puntuaciones más bajas entre el total de trece. Las cuadraturas, sin embargo, y en menor medida las oposiciones, obtienen buenas puntuaciones. Los quintiles y biquintiles, que suelen despreciarse y ni siquiera se miran, por considerarlos "aspectos menores", son los que dan mejores resultados. Algo semejante, aunque en menor medida, sucede con los septiles y noviles.

El buen rendimiento de los quintiles y biquintiles o más precisamente del armónico 5 en las relaciones de pareja no debería sorprender a quien haya reparado en la relación entre este armónico y el planeta Venus, a la cual dedicamos en este blog la entrada titulada Venus y el quinto armónico. Esto sugiere que sería una buena idea activar estos aspectos en los programas que calculan cartas dobles para sinastrías, ya que normalmente vienen desactivados por defecto, así como también ampliar sus orbes, porque la mayoría de los programas les asignan orbes inferiores a los que en realidad les corresponden. En el contexto de la presente investigación va implícito un orbe de 2º 40' (que es la quinta parte de 13º 20'). La Teoría Armónica autoriza a extender el orbe de un quintil hasta las cuatro quintas partes del que se considere razonable para una cuadratura.

También podemos observar que en el conjunto de los trece armónicos se han dado 112 contactos más de los esperados que involucran al Sol del hombre y 48 contactos menos de los esperados en los que participa la Luna del hombre. En total, 160 contactos más del Sol que de la Luna.

Debemos señalar también que las fechas de nacimiento de las personas incluidas en esta muestra están comprendidas entre 1875 y 1925, aproximadamente, por lo que la mayoría de ellos debieron contraer matrimonio en la primera mitad del siglo XX y en Francia. Es posible que en un contexto histórico y socio-cultural diferente los resultados no fueran los mismos.

Se puede optar, en cualquier caso, por estimar que las diferencias entre los valores esperados y los observados en esta muestra no son significativas, porque, a fin de cuentas, esa es una decisión que debe tomar cada investigador. La Estadística nunca está en condiciones de asegurar si los resultados de una investigación obedecen a un agente causal o son fruto del azar; como máximo permite calcular el grado de riesgo que corremos al asumir un resultado como significativo, el cual nunca es ni 1 ni 0. Si alguien se aferra a esta posibilidad para defender, por ejemplo, que estos datos no apoyan suficientemente la hipótesis de que las cuadraturas entre luminarias estimulan más formaciones de uniones matrimoniales que los sextiles y los trígonos, deberá tener en cuenta que mucho menos todavía apoyan la hipótesis contraria.


© Julián García Vara, diciembre, 2010.


Puede leer la continuación de este trabajo sobre "El Sol y la Luna en el matrimonio. Una exploración estadística" en las siguientes entradas:

Parte 2. Aplicación y separación
Parte 3. Conjunciones tropicales y dracónicas
Parte 4. Los nodos de la Luna y la carta dracónica

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