domingo, 24 de julio de 2011

Sangra Noruega. Algunos hilos de la tragedia.



La buena noticia de la mala noticia es que sea noticia. Porque cuando los actos terribles se convierten en cotidianos dejan de ser noticia, ya no interesan, ya no nos estremecen... otro atentado en Irak, otra emboscada en Afganistán, otro bombardeo en Libia, decenas, centenares de muertos... sí, bueno, es una pena, pero... sucede casi todos los días, ya no es noticia de primera plana, nos encogemos de hombros y proseguimos con nuestra rutina diaria.

La última sacudida violenta, todavía con capacidad de causar estupor, se ha producido en Noruega, el pasado 22 de julio. Anders Behring acababa con la vida de alrededor de un centenar de personas mediante un coche-bomba primero y después a través de una cacería humana con armas de fuego. Su fecha de nacimiento saltó enseguida a las páginas de internet, y ya se han publicado análisis de su carta natal y de sus tránsitos en diversos idiomas. Nacido el 13 de febrero de 1979, sin hora conocida, su carta natal sin domificar sería algo parecido a esto:


Carta natal de Anders Behring
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Una vez conocidos los hechos, resulta fácil cargar las tintas sobre la conjunción del Sol con Marte, ambos en cuadratura con Urano, marcando un carácter impaciente y violento. O sobre el gran poder de destrucción que encierra el trígono de Marte con Plutón. Pero está claro que todo eso nos hubiera parecido bastante inocente si no supiéramos de antemano que se trata de la carta de un asesino en serie. El trígono de Venus con la Luna, por ejemplo, entre los signos de Capricornio y Virgo, nos hace pensar más bien en una persona apacible, de modales suaves y corteses, y respetuoso con las formalidades. 

Puede haber un problema con ese Júpiter feral (sin aspectos) en el signo de Leo, porque ningún otro planeta está en condiciones de limitar o modular las tendencias megalomaníacas a las que es proclive esta combinación. De hecho, el Sol transitaba en conjunción a este Júpiter (con un orbe de 2º) en el día de la matanza. Esta asociación del Sol con Júpiter se traduce a veces en la sensación de que se tiene derecho a todo, en una especie de endiosamiento. Pero ni éste ni el resto de los tránsitos señalaban nada realmente preocupante para esa fecha.

Anders Behring, tránsitos para el 22 de julio, 15h 30m GMT
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Vemos que Saturno se encontraba ya dentro del orbe admisible para una conjunción por tránsito con Plutón natal, aunque todavía bastante lejos del punto del aspecto exacto. Tanto Saturno como Plutón han sido asociados con la muerte por los astrólogos antiguos y modernos, respectivamente, y al asociarse pueden dar lugar a pensamientos obsesivos sobre ese tema. Este tránsito se irá haciendo más estrecho en los próximos meses, pero no será exacto hasta el próximo 4 de octubre.


Tránsito geocéntrico de Saturno sobre Plutón

Por otra parte, se trata de un tránsito generacional que deben estar viviendo ahora millones de personas en todo el mundo (prácticamente todos los que tenga ahora entre 30 y 35 años) y que se da en la vida de la mayoría de la gente unas dos o tres veces (una vez cada poco menos de 30 años). Es, por tanto, una fase normal en el desarrollo de la vida, de la que no cabe esperar efectos tan trágicos como los que se han producido en el caso que nos ocupa. Pero hay algo que nos hace pensar que, en este caso, este tránsito ha tenido una participación decisiva. Para darnos cuenta de ello, basta con cambiar el punto de vista geocéntrico por el punto de vista heliocéntrico.

Aunque no sabemos la hora de nacimiento de Behring, eso no nos impide conocer con bastante precisión la posición de su Plutón natal heliocéntrico, porque éste es un planeta tan lento que en todo el día de su nacimiento sólo recorrió 25 segundos de arco. Comenzó el día a 17º 28' 13" de Libra y lo concluyó a 17º 28' 38" del mismo signo (zodiaco tropical). Esta diminuta franja de 0º 0' 25" fue alcanzada y recorrida por Saturno heliocéntrico en tránsito precisamente el 22 de julio de 2011 entre las 12:16 GMT y las 17:36 GMT, un periodo de poco más de cinco horas dentro del cual tuvo lugar la explosión del coche-bomba y el asesinato a tiros de cerca de un centenar de personas. Es imposible una precisión mayor que ésta, hasta los segundos de arco, que señala no sólo el día sino hasta la hora en torno a la cual se desarrollaron los acontecimientos. 

Tránsito heliocéntrico de Saturno sobre Plutón

Este es un ejemplo más de algo que ya he declarado en otras ocasiones, y que no soy el primero en haberlo señalado: que los tránsitos heliocéntricos se aproximan mucho más que los geocéntricos a las fechas de cumplimiento de los sucesos. 

De todas maneras, por muy preciso que pueda ser el tránsito, suele resultar inofensivo o de manifestaciones mucho más moderadas en la mayoría de las personas que lo experimentan. Sólo en combinación con otros factores, tales como algunas direcciones primarias, simbólicas o terciarias, progresiones, etcétera, puede este aspecto tornarse tan peligroso. Pero como la mayoría de estas técnicas requieren el conocimiento de la hora natal, no podemos llevar la investigación mucho más lejos. No obstante, todavía podemos profundizar algo más en los tránsitos con ayuda de los armónicos.

David Hamblin, en su libro Harmonics Charts. A New Dimension in Astrology escribe (p.76):
los asesinos y otros criminales violentos a menudo tienen cartas A7 fuertes, que pueden proporcionar claves sobre su vida de fantasía y, por tanto, sobre la motivación para sus crímenes. Un ejemplo extremo de esto es Charles Whitman, que enloqueció y mató a quince personas, incluyendo a su esposa y a su madre, en un solo día. Whitman tiene una excepcionalmente fuerte carta A7. (traducción mía)
El breve análisis que hace Hamblin del caso de Charles Whitman puede leerse en este mismo blog, al final de la entrada titulada Armónico 7. Fantasías peligrosas (13 de agosto de 2010). Esta declaración de Hamblin acerca de la relación del armónico 7 con extrañas ideas capaces de conducir al asesinato en serie podemos combinarla con nuestro conocimiento de la efectividad de las cartas heliocéntricas para ampliar perspectivas en el caso de Anders Behring. Veamos los tránsitos heliocéntricos, tal como se expresan a través de las cartas del armónico 7.


Anders Behring, tránsitos heliocéntricos en el armónico 7
para el 22 de julio de 2011, 15h 30m GMT
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Nos encontramos ahora con un tránsito de conjunción de Marte heliocéntrico sobre el propio Marte heliocéntrico natal, que se cumple también exactamente en la fecha del suceso, el mismo 22 de julio de 2011. Esta podría ser una de las piezas que faltaban, porque en un ataque con arma de fuego la presencia de Marte parece requerida de una forma u otra. Desde la perspectiva del armónico 1, se trata de un tránsito de biseptil (aspecto de 102º 51') de Marte a Marte, en posiciones heliocéntricas. Si el nacimiento de Behring hubiera tenido lugar hacia las 10 de la mañana (9 GMT) este tránsito también sería muy exacto a la hora del tiroteo, pero sería muy aventurado tratar de establecer su hora de nacimiento a partir de un solo dato aislado.

El armónico 7 natal contiene una conjunción Saturno-Marte, procedente de un triseptil del primer armónico, que es activada conjuntamente por este tránsito de Marte, y que puede producir ideas ingeniosas encaminadas hacia fines destructivos.

Suponiendo que yo esté en lo cierto al pensar que estos tránsitos heliocéntricos de Saturno y Marte sobre Plutón y Marte natales de Behring encierran una parte importante de las claves astrológicas operativas en este suceso, quedan todavía notables desafíos para el entendimiento. No podemos pensar que estos contactos, al alcanzar el punto de suprema exactitud, actúan como causas del comportamiento de la persona, porque esta serie de acciones fueron planeadas durante mucho tiempo, cuando los aspectos ni siquiera estaban cerca de su orbe más amplio. Más bien parece como si la persona lo hubiera proyectado todo teniendo un conocimiento intuitivo de cuál sería el momento más oportuno para llevarlo a efecto y dejándose conducir por los hilos del espacio/tiempo que tiraban de ella desde el futuro. Pero es difícil hacerse una idea de qué clase de fuerzas son las que dirigen este proceso tan misterioso y, a la vista del tipo de acciones en que pueden llegar a desembocar, podemos cuando menos dudar de su benevolencia.


La Luna en Virgo


Anders Behring tiene la Luna en Virgo en su carta natal. A primera vista no parece un detalle importante. Más o menos una de cada doce personas debe tenerla ahí. Pero por alguna razón que desconozco, Virgo es de los doce signos del zodíaco el que con más frecuencia aloja a la Luna en las cartas natales de los asesinos; por lo menos dentro de la muestra recopilada por Michel Gauquelin. He aquí los datos:



Sabemos que Behring simpatiza con ideas de limpieza étnica y depuración ideológica y no es difícil ver una conexión entre esos conceptos y ciertas características que comúnmente se asocian al signo de Virgo, como la obsesión por la limpieza, la pureza y la perfección. Todo aquello que, bajo su punto de vista, no es perfecto, debe ser eliminado. Además, Virgo no es un signo especialmente sentimental ni empático, de modo que un planeta emocional, como se supone que es la Luna, no debe sentirse muy cómodo en este signo. Calificado de frío y seco, Virgo es un terreno árido para la Luna, que provoca contención emocional y sentimientos de culpa por los propios deseos o inclinaciones "impuras". Cuando esta Luna siente que algo no va bien consigo misma, que los sentimientos no son "los que deberían ser", lo más fácil es proyectar la culpa sobre el vecino o sobre algún grupo estigmatizado en ciertos sectores de su propia cultura: los negros, los inmigrantes, los islamistas, los homosexuales, los comunistas... ellos son la escoria, ellos son "lo que va mal", ellos son "los culpables", ellos son "lo que hay que eliminar" para recuperar la pureza, la perfección y la inocencia.

No pretendo insinuar que este sea el comportamiento típico de la Luna en Virgo, sino únicamente una de las formas en que puede llegar a desviarse cuando no encuentra formas constructivas de manifestación.


© Julián García Vara, julio, 2011




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