lunes, 2 de marzo de 2015

Cartas de Ascendente Cero Aries



La importancia que la astrología concede a las posiciones de los planetas correspondientes al momento exacto del nacimiento de una persona o al del surgimiento de una empresa, institucion o nación es tal que casi todo el trabajo de un astrólogo se centra directamente en ellas o remite a ellas indirectamente. Pero aunque estas cartas natales tienen un interés y una primacía indiscutible, el momento del nacimiento no es el único que puede aportar información útil sobre los misteriosos lazos que vinculan nuestra existencia personal con las cambiantes disposiciones relativas de los astros. Las cartas de la concepción, por ejemplo, son también tenidas en cuenta por algunos astrólogos, pero dada la dificultad para establecerlas de un modo confiable su uso no está muy extendido. Las lunaciones prenatales, sin embargo, son mucho más fáciles de calcular con precisión y siempre han gozado de alta estimación entre los más concienzudos practicantes de este saber milenario. Estas cartas se calculan para el momento exacto en que el Sol y la Luna formaron la última conjunción u oposición inmediatamente anterior al nacimiento y su relevancia es mucho mayor si tal aspecto coincidía con un eclipse. A veces el grado exacto en que se produjo la lunación prenatal es marcado directamente en la propia carta natal.

En el uso de este tipo de información va implícita la idea, creencia o convicción de que o bien los astros nos afectan desde antes de nacer o bien determinadas configuraciones astrales rebasan el tiempo estricto de su puro acontecer, de tal manera que sus "efectos", "correspondencias" o "influencias" son todavía perceptibles durante cierto número de días, meses o incluso años después de que el aspecto se deshizo. En el plano puramente psicológico podemos observar que algunas experiencias particularmente intensas, significativas o traumáticas dejan en nosotros una profunda huella que las hace persistir en nuestro ánimo y en nuestra memoria hasta mucho tiempo después de que las personas o circunstancias implicadas en ellas se hayan desvanecido de nuestro horizonte vivencial. Solo otra experiencia de intensidad semejante o mayor puede desviar hacia sí la atención que estaba fijada en la primera, y aun entonces la anterior no desaparece, sino que se aloja en un estrato inferior, recubierto por la nueva experiencia, desde donde puede resurgir en cualquier momento. Se podría decir, simplificando mucho las cosas, que la vida se compone de una gran cantidad de momentos ordinarios y de unos pocos momentos extraordinarios. A pesar de que, medidos a golpe de reloj, los momentos extraordinarios sumados acumulan una cantidad de tiempo mucho menor que los momentos ordinarios, son precisamente aquellos los que quedan consignados en las biografías, los que nos definen, los que impregnan toda nuestra vida psíquica, extendiéndose por encima de los momentos ordinarios, a los que colorean con su substancia y significado, a los que devoran, desplazan, someten y anonadan. Así, por ejemplo, para muchas personas el día de su boda es ciertamente muy especial, aunque solo sea uno más de entre las decenas de miles de que consta su vida; pero a partir de entonces cada día de vida ordinaria de persona casada está condicionado por lo que sucedió en ese día especial. O si una persona, presa de una momentánea ofuscación, comete un asesinato, ya será un asesino por todo el resto de su vida. 

La astrología hace un amplio uso de esta idea de que los momentos extraordinarios condicionan y fagocitan a los ordinarios, hasta tal punto que podría decirse que no hace nada sin contar con ella. Y esto en un doble sentido. Por una parte, nada extraordinario sucede arriba sin que abajo nos demos por enterados; por otra parte, nada extraordinario sucede abajo sin que arriba se den por enterados. El aforismo hermético "como arriba, así abajo" no se cumple, sin embargo, en el sentido de que cada configuración astral extraordinaria vaya acompañada en el mismo instante de un suceso extraordinario en la tierra de los mortales, sino más bien en el sentido de que un acontecer extraordinario en cualquiera de los dos lados repercute en el otro y le transfiere parte de su singularidad y de su fuerza, de un modo que puede manifestarse a corto o a largo plazo. Se entenderá mejor lo que quiero decir con esto si consideramos algunos ejemplos.

El momento del nacimiento de un ser humano es, sin duda, un  instante extraordinario para ese ser humano y para su madre, especialmente. Pero no nacen niños únicamente en momentos en que los astros adoptan configuraciones extraordinarias, sino que lo hacen todo el tiempo, con una frecuencia de unos 250 nacimientos por minuto, al ritmo actual de crecimiento de la población mundial. Por tanto, la mayor parte de los seres humanos nacen en momentos que, desde un punto de vista astrológico, son normales u ordinarios. Estos momentos astrales, sin embargo, por muy normales que sean, se convierten en decisivos para la vida de los seres humanos que nacen con ellos y se cargan así de una energía y de una importancia de la que carecen por sí mismos. De ese modo, la importancia del fenómeno terrestre revierte en el cieloLo mismo sucede con cualquier otra carta astral calculada para el comienzo de algo: un negocio, una empresa, una nación, una relación de pareja, un matrimonio, etcétera. En todos estos casos es el tiempo de un suceso terrestre el que otorga relieve a una configuración astral.

Pero no solo calculamos cartas astrales de momentos humanamente extraordinarios, sino que también nos valemos de otras que son extraordinarias por sí mismas. Así, por ejemplo, las cartas de las conjunciones mayores de Saturno y Júpiter, de la conjunción media de Saturno y Marte, de lunaciones, de eclipses, de ingresos de planetas en signos, etcétera. En todos estos casos, lo extraordinario sucede en el cielo y, aunque eso no dota a lo que en ese mismo momento sucede en la tierra de ningún relieve especial, miramos estas cartas porque esperamos de ellas indicaciones valiosas de lo que puede suceder a lo largo de un periodo más o menos dilatado. Por tanto, mantenemos la expectativa de que la importancia del fenómeno celeste revierta en la tierra. Este tipo de cartas, sin embargo, son inespecíficas no solo porque subsiste cierta indeterminación en cuanto a su vigencia temporal sino también porque, en principio, no afectan a un ser humano más que a otro, aunque pueden aplicarse algunos filtros para delimitar los sectores de población más o menos expuestos.

En una posición en cierto modo intermedia entre las cartas astrales que son importantes por su asociación con un evento humano relevante y las que lo son por sí mismas, se encuentra una serie de cartas que se asocian a individuos concretos por su proximidad temporal con el momento del nacimiento de estos, pero que estrictamente hablando son cartas impersonales, compartidas por todos los nacidos durante cierto número de horas o de días, y se definen a partir de un fenómeno puramente astronómico. Pertenecen a esta categoría las cartas de eclipses prenatales, las lunaciones prenatales, las cartas solares o del amanecer y las cartas de ascendente cero aries, que constituyen el tema de este artículo.

Como su nombre indica, una Carta de Ascendente Cero Aries es una carta astral calculada para el momento en que el grado Cero de Aries se sitúa en el horizonte oriental del lugar de nacimiento. En las latitudes bajas y medias esto ocurre una vez por día, en un momento que puede determinarse con precisión de segundos. En latitudes extremas es posible que la ascensión del grado cero de Aries no llegue a producirse, en cuyo caso, como es lógico, este recurso no será de aplicación. A menos que una persona haya nacido en el momento exacto en que este fenómeno se produce, su carta de Ascendente Cero Aries será una carta prenatal. No es difícil obtener una de estas cartas, si se cuenta con los medios apropiados, pero antes de explicar cómo hacerlo diremos algo acerca de las razones por las cuales puede merecer la pena calcularlas.

Una carta astral se construye fundamentalmente a partir de tres círculos máximos de la mayor importancia: la eclíptica, el ecuador celeste y el horizonte del lugar de nacimiento. El Ascendente, que a juicio de la mayor parte de los astrólogos es el factor más importante de una carta natal, se define como el punto de intersección entre la eclíptica y el horizonte oriental del lugar de nacimiento. El grado cero de Aries, que es respecto a los signos del zodíaco lo que el ascendente es respecto a las casas, se define como la intersección de la eclíptica con el ecuador celeste. Si los puntos de intersección de dos círculos máximos son tan importantes ¿no lo serán aún más cuando en ellos coincidan tres círculos máximos? Esto es exactamente lo que ocurre cuando el grado cero de Aries se sitúa en el Ascendente, tal como puede verse en la figura 1.


Figura 1

La coincidencia de las intersecciones de los tres círculos máximos de mayor relevancia en astrología señala el instante en que esto se produce como, probablemente, el más decisivo del día en relación con el lugar de referencia. De hecho hay un cuarto círculo cuyos puntos de intersección con los tres anteriores se dan también en los mismos lugares cuando Cero Aries está en el ascendente: la Primera Vertical, porque en ese caso el eje Antivertex-Vertex coincide con el eje Ascendente-Descendente. Una carta calculada para ese momento tendrá para todo ese día y lugar un valor similar al que tienen las cartas de ingreso del Sol el Aries para todo un año. Por esta razón, todo lo que nazca durante ese día en ese lugar participará de la vibración de ese momento y, precisamente por eso, estas cartas serán especialmente útiles para obtener alguna información precisa relacionada con personas cuya hora de nacimiento es desconocida. Por supuesto, una Carta de Ascendente Cero Aries no será nunca tan personal ni tan decisiva como una carta natal, pero tiene la ventaja de que puede establecerse con precisión de segundos, lo que nos permite, entre otras cosas, usar armónicos altos con la seguridad de que serán confiables.

Veamos, ahora sí, con ejemplos concretos, cómo podemos calcular una de estas cartas. Sugiero tres procedimientos:

1) En línea.  

Accedemos a https://carta-natal.es/ y calculamos una carta natal. En el margen superior derecho de la carta veremos un recuadro que ofrece AC en 0 Aries Anterior y AC en 0 Aries Posterior. Pulsamos en el botón Ver de la primera, si nos interesa la carta prenatal o en el de la segunda si nos interesa la inmediatamente siguiente.

2) Con la herramienta de rectificación de Solar Fire

Si se dispone de un programa como el Solar Fire la cosa también es extremadamente simple. Usaremos para ello los datos natales del Papa Francisco I, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936 a las 21 horas. Nos interesa obtener la Carta de Ascendente Cero Aries inmediatamente anterior al nacimiento. Una vez calculada la carta natal por el procedimiento habitual, pulsamos sobre el botón "Rectify" (herramienta de rectificación) y en la casilla "Asc" escribimos "0 Ar", pulsamos OK y ya está todo hecho. Veremos que el programa ha cambiado los datos natales a 17 de diciembre de 1936, 13h 09m 24s, es decir, algo menos de ocho horas antes del nacimiento. Se trata, pues, de la carta prenatal que estábamos buscando. En este caso todo ha ido bien porque las circunstancias nos han favorecido, pero debemos estar prevenidos porque no siempre va a ser así. Si en lugar de los datos de Francisco I tomamos los de la actual reina de España, Doña Letizia Ortiz, nacida en Oviedo el 15 de septiembre de 1972, a las 18h 24m y hacemos lo mismo que antes esto nos llevará a las 19h 44m 04s del 15 de septiembre, que es un momento posterior al nacimiento. El programa hace esto porque supone que estamos tratando de rectificar la hora de nacimiento llevándola hasta el Ascendente Cero Aries más cercano a la hora de partida. Pero como el que nos interesa no es el más cercano sino el anterior, en casos como éste debemos retrasar primero la fecha de nacimiento en un día y proceder después de la forma antes indicada. Haciéndolo así obtenemos una carta para el 14 de septiembre de 1972, a las 19h 47m 59s, que es la que estábamos buscando.

3) Mediante cálculo

Si no disponemos del Solar Fire o preferimos usar cualquier otro software que no incluya una herramienta de rectificación podemos hacer los cálculos a mano a la vieja usanza, con efemérides y tablas de casas, teniendo en cuenta que lo que necesitamos hallar es la hora del día que se corresponde con un Tiempo Sideral de 18h 00m 00s. Pero hay una forma más rápida, cómoda y exacta de hacer esto, que es utilizar una hoja de cálculo diseñada a tal efecto, como la que muestro a continuación, que puede bajarse del siguiente enlace:


Para usar esta hoja con el ejemplo de Letizia Ortiz calcularemos primero su carta natal con nuestro programa favorito y miraremos en ese programa cuál es el Tiempo Sideral de Nacimiento (TSN o Sidereal Time). En este caso es 16h 39m 44s. Introducimos este dato en las casillas B8-B10, tal como se muestra en la figura 2. Y en las casillas B16-B18 introducimos la hora de nacimiento. Tan pronto como hayamos hecho esto veremos en las casillas F8-F12 la hora y el día que hemos de usar para calcular la correspondiente carta de Ascendente Cero Aries prenatal. También veremos en las casillas G8-G12 los datos necesarios para calcular la primera carta de este tipo inmediatamente posterior al nacimiento.


Figura 2

En los dos ejemplos que he utilizado conocemos la hora de nacimiento con una aproximación bastante buena. En los casos en que la hora de nacimiento no se conoce, lo más recomendable es proceder como si la hora de nacimiento fuese las 12 del mediodía. Esto no nos garantiza que la carta obtenida como prenatal sea realmente la inmediatamente anterior al nacimiento. Solo podemos saber que será la inmediatamente anterior al mediodía de la fecha de nacimiento. Aun así, una cosa es segura. Si esa carta no fuese la inmediatamente anterior al nacimiento, entonces sería la inmediatamente posterior, y en cualquiera de los dos casos se tratará de una carta importante, porque todo lo que sucede durante el primer día de la vida lo es, y en esto se basa la técnica de las Direcciones Primarias como método de prognosis.


Un ejemplo de aplicación con tránsitos y armónicos


Aunque expresiones tales como "mi carta astral" o "la carta de España" son moneda corriente entre los familiarizados con la astrología, lo cierto es que no hay una única carta astral asociada con cada persona y menos aún con entidades colectivas e históricas como son las nacionalidades. Como he dicho más arriba, los sutiles vínculos que mantienen en comunicación al cielo con la tierra, por decirlo de alguna manera, forman una compleja red con múltiples nudos que se van atando y desatando a lo largo del tiempo, a medida que los acontecimientos extraordinarios observados a uno u otro lado comprometen, matizan, refuerzan o desplazan el estado de cosas anterior. Por eso no tiene demasiado sentido disputar acerca de, por ejemplo, cuál es la "verdadera" carta de los Estados Unidos de América, sino que más bien debemos preguntarnos cuales son los "momentos calientes" de la historia de la formación de esa entidad, cómo se entrelazan entre sí cada uno de ellos con los que los precedieron y qué señales de vida mantienen todavía. 

Voy a ocuparme aquí de algo mucho más modesto: llamar la atención sobre algunos detalles de unas cuantas cartas relacionadas con la historia de los Estados Unidos de América, aprovechando para ello la técnica de las Cartas de Ascendente de Cero Aries, pero no de manera preponderante, sino solo como una herramienta más capaz de asociarse provechosamente con los tránsitos y los armónicos.

Un motivo de discusión, no ya entre astrólogos sino entre historiadores es cuál fue realmente el verdadero día de la proclamación de la independencia de los trece Estados que habían sido hasta entonces colonias británicas en el continente americano. Todos sabemos que los estadounidenses celebran el 4 de julio como día de la independencia nacional, debido a que esa fecha figura en el documento de la Declaración de Independencia, pero la votación en la que se aprobó tal cosa tuvo lugar el 2 de julio. La emoción con que John Adams, que fue uno de los padres de esta declaración de independencia y ejerció como segundo presidente de los Estados Unidos, experimentó los acontecimientos del 2 de julio de 1776 no dejan lugar a dudas sobre que este día fue el que sus propios protagonistas vivieron como el momento más caliente y decisivo del proceso. Aquella noche Adams escribió respecto al día 2 de julio:
“The most memorable Epocha, in the History of America. I am apt to believe that it will be celebrated, by succeeding Generations, as the great anniversary Festival… It ought to be solemnized with Pomp and Parade with shows, Games, Sports, Guns, Bells, Bonfires and Illuminations from one End of this continent to the other from this Time forward forever more,” 
 ("El momento más memorable en la Historia de América. Me inclino a creer que será celebrado por las sucesivas generaciones como una gran fiesta de aniversario... Debe ser solemnizado con pompa y desfiles, con demostraciones, juegos, deportes, cañones, campanas, hogueras e iluminaciones de un extremo al otro del continente de hoy en adelante y para siempre")
El 2 de julio de 1776 es, pues, sin ningún género de dudas, uno de los días más relevantes en la historia de los Estados Unidos de América y, consiguientemente, toda la carga emocional y significativa del suceso debió ser transferida al cielo del momento y consolidada en él. Dicho de otra manera, al menos una carta astral del 2 de julio de 1776 calculada para Filadelfia debe ser operativa en relación con el destino de los Estados autoemancipados en ese día y por un largo periodo de tiempo. Pero nos falta una hora. Al menos a mí no me ha sido posible encontrar ningún documento donde conste la hora en que se realizó la votación. Puedo suponer que las deliberaciones sobre un asunto tan trascendente tomarían bastante tiempo y que, probablemente, se votaría al final de la jornada, pero no puedo asegurarlo. Lo que sí sabemos con certeza es que el día 2 de julio de 1776 el grado Cero de Aries ascendió por el horizonte oriental de Filadelfia a las 23h 13m 02s. Esta hora es casi con toda seguridad posterior a la votación, pero es también con toda probabilidad la de ascensión de Cero Aries más próxima a la misma. La inmediatamente anterior corresponde al 1 de julio (23h 16m 58s) y probablemente también tenga algo que decir, pero creo que en este caso la carga mayor recae sobre la carta del 2 de julio, que es la que se muestra en la figura 3.




 Figura 3

Es posible que esta carta de la figura 3 coincidiera con el momento en que Adams estaba escribiendo el texto citado más arriba. Por el momento, hay un par de cosas que debemos retener, y más adelante se verá por qué. La primera es la posición del Sol a 11º 39' del signo de Cáncer y la segunda es el predominio de aspectos de la serie del 7: septiles, biseptiles y triseptiles (en amarillo en el gráfico), lo que a su vez indica que el armónico 7 es potente aquí.

Se impone la pregunta de por qué razón el documento que recoge la Declaración de Independencia estaba fechado el 4 de julio en lugar del 2 de julio, que es cuando se tomó la decisión. Parece ser que esto fue debido a que los delegados de los Estados implicados decidieron tomarse un par de días para hacer los últimos retoques al texto antes de hacerlo público. Una vez debidamente perfilado fue definitivamente aprobado y enviado a la imprenta, para que se hicieran y distribuyeran unas 200 copias, el 4 de julio de 1776. Sin embargo, la mayoría de los delegados no estamparon su firma en el documento hasta el 2 de agosto de 1776, lo que introduce una tercera fecha a tener en cuenta por los más escrupulosos observadores de formalidades. 

Lo que sucedió el día 4 no anula lo que sucedió el día 2, sino que, al contrario, lo refuerza y ratifica, al tiempo que lo matiza. De igual manera, una carta astral calculada para el día 4 tampoco anula la calculada para el día 2, sino que la completa y matiza. La decisión, tomada el día 2, y la difusión pública, lanzada el día 4, son dos momentos históricos relevantes. Bajo mi punto de vista, la independencia "nació" el día 2. Lo otro fue lavar al niño y vestirlo para presentarlo en sociedad. Sin embargo, el 4 de julio no solo tuvo lugar un hecho histórico relevante sino que también se produjo un hecho astrológico de cierta importancia. A las 5h 26m 35s de ese día (hora de Filadelfia) el Sol se situaba a 12º 51' 26" de Cáncer, un detalle que a la mayoría de los astrólogos no les dirá absolutamente nada. Pero sucede que ese punto es la puerta de entrada al tercero de los siete zodiacos de que consta una carta del séptimo armónico. Dicho de otra manera, en el séptimo armónico de una carta calculada para esa hora, el Sol ocupará el grado Cero de Aries. Dicho todavía de otra forma, desde esa posición el Sol hace un biseptil exacto con el Punto Vernal. Lo decisivo aquí es que todo aspecto exacto del Sol al Punto Vernal coincide siempre con un ingreso del Sol en Aries en el armónico del que se deriva el aspecto. Podemos comprobarlo en la figura 4, que muestra la carta del armónico 7 del momento en cuestión.


Figura 4

Si en el zodiaco tropical natural el Sol ingresa en Aries una vez por año, en las cartas del séptimo armónico lo hará cada 52 días aproximadamente. La importancia de este detalle estriba en que, desde sus orígenes, la andadura independiente de los Estados norteamericanos estuvo ligada con el armónico 7 y sus aspectos asociados. Esto no se debe solo a que el 4 de julio de 1776 tuviera lugar un ingreso del Sol en Aries por el séptimo armónico, sino también a que tanto en la carta del día 2 como en la del día 4 abundan los aspectos de la serie del 7. Cada una de las seis conjunciones presentes en la carta del séptimo armónico mostrada en la figura 4 (incluyendo entre ellas la del Sol con el punto vernal) proceden de un aspecto de la serie del 7 en la correspondiente carta natural (figura 5)



Figura 5

El armónico 7 tiene que ver, entre otras cosas, con sueños, fantasías, utopías, intuiciones, contactos con entidades "del otro lado", tendencias religiosas. La frase más recordada de Martin Luther King, "I have a dream" ("Yo tengo un sueño") es característica del séptimo armónico y, en efecto, su nacimiento estuvo marcado por la profusión de aspectos de la serie del 7 en la carta geocéntrica y todavía más en la heliocéntrica. Su discurso en Washington en defensa de los derechos civiles de los hombres y mujeres de raza negra marcó una época y llegó a lo más profundo del alma americana, precisamente porque supo tocar esa fibra del séptimo armónico que se condensa en la expresión "el sueño americano", que no es el mismo sueño, pero que es también el sueño de una vida mejor. 

Otro personaje que, aunque de origen ruso, tuvo una excelente acogida en los Estados Unidos fue Helena P. Blavatsky. También ella nació con un armónico 7 geocéntrico notable y con un armónico 7 heliocéntrico descomunal, y soñaba con una gran fraternidad universal, la unión de lo mejor de todos los pueblos, de la filosofía, la religión y la ciencia y de todas las culturas. Tras recorrer varias veces casi todo el planeta, encontró en Estados Unidos el apoyo necesario para fundar su Sociedad Teosófica, a la que se adhirieron notables personalidades y numerosos adeptos.

En Hollywood se halla la mayor fábrica de sueños, desde donde se alimenta y exporta la propia idea del sueño americano. Pero también se nota la presencia del séptimo armónico en la proliferación de grupos religiosos y de telepredicadores. La relación de los clérigos con el armónico 7 fue mostrada por John Addey mediante una amplia estadística. Y la relación del armónico 7 con los Estados Unidos se puede ver reflejada también en el hecho extraordinario de que tres de sus cinco primeros presidentes (John Adams, Thomas Jefferson y James Monroe) murieran un 4 de julio, justamente durante ingresos del Sol en Cero de Aries del séptimo armónico. Pero podemos comprobarla igualmente en otras muchas fechas decisivas en la historia de los Estados Unidos de América. Por ejemplo, en el momento del estallido de la Guerra de Secesión, que tuvo lugar, según las crónicas, hacia las 4h 30m de la mañana del 12 de abril de 1861, cuando se inició el ataque a Fort Sumter (32º 45' 09" N, 79º 52' 30" W), casi al mismo tiempo que el grado Cero de Aries ascendía por el horizonte del escenario de la agresión. La Carta de Ascendente Cero Aries que coincidió en el tiempo con los primeros cañonazos de la guerra civil se muestra en la figura 6.




Figura 6

Si comparamos esta carta con cualquiera de las que se han propuesto como "cartas de la independencia", ya sea que tomemos el dia 2 de julio o el 4 de julio o incluso el 2 de agosto, veremos que Urano está muy cerca de la posición que tenía entonces. En efecto, este planeta tiene un ciclo de 84 años, por lo que su primer retorno se cumplía en 1860, el año en que Abraham Lincoln fue elegido presidente, en medio de las tensiones internas que inmediatamente después darían lugar primero a una oleada de separaciones de la Unión por parte de muchos de sus Estados miembros y después a la guerra. Los mismos anhelos de libertad e independencia que 84 años antes les llevaron a romper vínculos con la corona británica les conducían esta vez a disolver los vínculos internos. No ha pasado inadvertido a los astrólogos que en cada paso de Urano por las inmediaciones del grado 8 de Géminis los Estados Unidos se han visto envueltos en un gran conflicto: la Guerra de la Independencia (1776), la Guerra de Secesión (1861), la Segunda Guerra Mundial (1944). Con estos precedentes no sería extraño que hacia el 2027-28 los Estados Unidos de América se vieran implicados en un nuevo conflicto bélico de gran envergadura.

Dado que Urano es un planeta muy lento, solo puede "explicar" el clima general de los acontecimientos que se desarrollaron durante varios meses o años alrededor de su retorno, pero no se conecta directamente con el 12 de abril de 1861 más que con cualquier otro día de aquel año o del anterior. Tiene que haber, pues, algo más que hace saltar la chispa, pero no es fácil ver ese algo más mirando solamente del modo convencional los tránsitos del estallido de la Guerra de Secesión sobre cualquiera de las cartas de la Independencia. Si tomamos como referencia la carta del 2 de julio mostrada en la figura 3 y la comparamos con la de la figura 6, encontramos una oposición bastante cerrada (orbe 0º 03') de Venus a Saturno, pero dadas las características conciliadoras que la astrología atribuye a Venus, es difícil pensar en este tránsito como el desencadenante de un conflicto armado (figura 7). 


Figura 7


También hay una conjunción de Marte en tránsito sobre Urano, algo más abierta (orbe 2º 47') que encaja mejor con una situación de estallido de conflicto armado. Pero junto a todo esto hay también un modesto septil de Saturno al Sol que tiene la particularidad de ser el único tránsito exacto al minuto de toda la carta (orbe 0º 0'). Este septil se transforma en una conjunción exacta si examinamos los tránsitos de la figura en su correspondiente versión del séptimo armónico (figura 8).


Figura 8

Aunque no estuviera presente el septil de Saturno al Sol, las cartas del séptimo armónico deben ser examinadas siempre que se estudie una fecha relacionada con la historia de los Estados Unidos de América, porque, como hemos visto, hay una conexión estructural entre este armónico y los orígenes de la nación que se remonta incluso mucho más allá de la fecha de la Declaración de Independencia, hasta el 13 de mayo de 1607, cuando se fundó la primera colonia estable en Jamestown y se eligió el Consejo que sería el primer órgano político de la aventura colonizadora. Ese día el Punto Vernal formaba un septil con el Sol y un biseptil con la Luna. Y Júpiter formaba también esos mismos aspectos con las luminarias, precisamente porque entonces se encontraba en el grado Cero de Aries.

La versión de los tránsitos desde el punto de vista del séptimo armónico mostrada en la figura 8 es incomparablemente más explícita que la del primer armónico. No solo tenemos la mencionada conjunción exacta de Saturno al Sol en la casa 12, sino a ese mismo Saturno haciendo un quincuncio con el Marte de la casa 7 (orbe 0º 20'). Pero hay mucho más que eso. Oposiciones cerradas de Marte y Venus sobre Saturno y Plutón, Plutón en tránsito situado exactamente sobre el Medio Cielo (orbe 0º 02'), Neptuno sobre el Ascendente (orbe 0º 21') y Marte en 12º 18' de Cáncer. El dios de la guerra sobre el grado ocupado por el Sol en las cartas de la independencia.

Se dirá, con razón, que es cierto que el Sol se encuentra a 11º 39' de Cáncer en la carta de Ascendente Cero Aries del 2 de julio (figura 3) y a 12º 51' de Cáncer en la carta natural del 4 de julio correspondiente al ingreso del Sol en Aries por el séptimo armónico (figura 5), pero que ambas posiciones del Sol son del armónico primero, mientras que la posición de Marte a 12º 18' de Cáncer es del armónico séptimo. Efectivamente, así es. Pero eso no significa que no pueda darse un fenómeno de resonancia entre uno y otro armónico. De hecho, los armónicos no son otra cosa que el estudio sistemático de todas las posibles resonancias entre un Ciclo-Onda básico o mayor y otros Ciclos-Onda menores contenidos dentro del primero. Establecer este tipo de correspondencias entre ciclos de diferente periodo es una práctica corriente en astrología, tal como se hace en las progresiones secundarias y en las direcciones terciarias. En el caso de las progresiones secundarias se parte de la base de que el ciclo diurno se corresponde con el ciclo anual, de tal manera que lo que ocurre, por ejemplo, hacia el primer tercio del vigésimo día de vida incidirá en el primer tercio del vigésimo año de vida. De manera semejante un armónico puede incidir sobre otro y lo comprobaremos de nuevo con las cartas implicadas en el atentado a las torres gemelas del 11 de septiembre del 2001 que revisamos a continuación.

Miraremos, en primer lugar, las posiciones de los planetas tal como se veían desde Nueva York en el momento en que el primer avión impactaba con una de las torres (figura 9).



Figura 9


Encontramos aquí cinco aspectos de la serie del siete, dos septiles, un biseptil y dos triseptiles, que se mostrarán como otras tantas conjunciones en el septimo armónico. Hay también tres oposiciones (serie del dos) y algunos aspectos sueltos de otras series. Era, pues, un momento en que el armónico 7 era el dominante, tal como ocurría también en otras fechas importantes para la historia de los Estados Unidos de América. Tres de los cinco aspectos de la serie del siete están unidos entre sí, formando una configuración que enlaza al Sol con Marte y con Urano. Una conjunción de Marte con Urano transitando sobre el Sol de la carta de la proclamación de la independencia de los Estados Unidos hubiera sido considerada muy apropiada para "explicar" un ataque violento (Marte) y sorpresivo por vía aérea (Urano) contra emblemáticos edificios situados en el centro o corazón (el Sol) de una de las ciudades más representativas de la nación. Pero el día 2 de julio de 1776, en el que se proclamó la independencia, el Sol se hallaba en el grado 11 de Cáncer, mientras que en el día del atentado el Sol estaba en el grado 18 de Virgo y tampoco Marte ni Urano estaban en Cáncer. Parece que no podemos relacionar esa configuración de aspectos de la serie del siete del 11 de septiembre con la carta del 2 de julio, pero antes de descartar que esa relación exista debemos echar un vistazo al séptimo armónico de la carta de la figura 9, porque ese es el armónico que corresponde a la serie de aspectos con representación más numerosa en esa carta y porque ya antes hemos visto cómo el séptimo armónico se vincula con la historia de esta nación. La figura 10 muestra el séptimo armónico de la carta del atentado con el sistema de casas iguales a partir del ascendente armónico, para recalcar el hecho de que el armónico 7 pone al ascendente en oposición exacta con el Sol.



Figura 10

Ahora sí vemos un punto de contacto muy notable entre esta carta del séptimo armónico del 11 de septiembre de 2001 y la del primer armónico del 2 de julio de 1776. En ambas el Sol ocupa el mismo grado 11 de Cáncer. Una prueba más de que dos armónicos distintos se pueden acoplar significativamente. Otra vez aquí, como ya ocurriera en el estallido de la guerra de secesión (figura 8) encontramos a Marte del séptimo armónico en cerrada conjunción con el Sol del primer armónico de la proclamación de independencia y en este caso, además, en conjunción con el propio Sol del séptimo armónico. 

Las cartas de las figuras 9  y 10 pueden compararse con la carta de la proclamación de la independencia de los Estados Unidos de América porque ésta representa una suerte de nacimiento simbólico de una entidad nacional, mientras que aquellas representan un acontecimiento que afecta a esa identidad simbólica. Pero las mismas cartas de las figuras 9 y 10 pueden aplicarse también como tránsitos sobre una carta que represente el nacimiento simbólico del World Trade Center. Aunque este complejo de edificios tiene una larga historia, las torres siniestradas fueron inauguradas oficialmente el 4 de abril de 1973. Si calculamos para ese día la carta del momento en que el grado Cero de Aries se situaba en el ascendente y la comparamos con la carta del momento en que el primer avión impactó en una de las torres tendremos los tránsitos que se muestran en la figura 11.




Figura 11

Los aspectos incluidos en la figura 11 son los que forman parte de las doce primeras series con orbes armónicos proporcionales. Partiendo de 2º 24' como orbe para la conjunción, el orbe de los demás aspectos se establece dividiendo el orbe de la conjunción por el número de la serie a la que pertenece el aspecto. De ese modo, el orbe para los aspectos de la serie del siete es 0º 20'. Esta forma de asignar los orbes hace que, en principio, la probabilidad de que nos encontremos con un aspecto de una serie determinada sea la misma que la de hallar un aspecto de otra serie cualquiera, lo que permite hacerse una idea, al menos aproximada, de cuál es la serie dominante dentro de cierto rango de orbes, mediante un simple recuento de aspectos. Así podemos comprobar que en la carta de la figura 11 hay cinco aspectos de la serie del siete por uno, dos, tres o ninguno de cada una de las demás series. Esos cinco aspectos de la serie del siete que en esta carta se forman dentro de 0º 20' de orbe se mostrarán en la carta del séptimo armónico como conjunciones dentro de 2º 24' de orbe. Una vez más, el séptimo armónico se hace predominante y enseguida lo calcuraremos, pero antes comentaré algunos detalles de esta carta, tal como la tenemos ahora.



Saturno en tránsito se encuentra a 1º 06' de su propia posición radical, cerca de completar su primera revolución en torno al zodiaco desde la fecha de la inauguración oficial del World Trade Center. Esto ha llamado la atención de muchos observadores, aunque el dato es un poco engañoso, porque el retorno de Saturno no se produciría hasta mayo del 2002, pero de todos modos estaba cerca y podía dejar sentir ya su influencia. Hay, sin embargo, otro retorno mucho más próximo a la fecha del acontecimiento, pero en un plano armónico diferente. Cuando el Sol transita sobre la misma posición que tenía en una carta natal se produce una revolución solar en el primer armónico y en todos los demás al mismo tiempo. Si el Sol transita en oposición exacta sobre su propia posición radical, eso se verá en el armónico 2 como una conjunción exacta y, por tanto, como una revolución solar del segundo armónico. En general, siempre que el Sol en tránsito haga un aspecto exacto a su propia posición radical tendremos una revolución solar en el armónico correspondiente a la serie del aspecto.

En la figura 11 vemos al Sol en tránsito formando un triseptil con su propia posición radical con solo 0º 03' de orbe. Esto quiere decir que una revolución solar del séptimo armónico estaba muy próxima y, de hecho, era exacta el mismo 11 de septiembre de 2001 a las 7h 19m 52s, apenas una hora y media antes del primer impacto. Al estar tan cerca del momento del atentado, es lógico que el Sol de esta revolución ocupe el mismo grado 11 de Cáncer en el que lo encontramos en los tránsitos de la figura 10. Tenemos, pues, el Sol a 11 de Cáncer en el primer armónico de la carta de la proclamación de independencia (2 de julio de 1776), en el séptimo armónico de la apertura oficial del World Trade Center (4 de abril de 1973) y en el séptimo armónico de los atentados (11 de septiembre de 2001), una triple coincidencia que refuerza la idea de que la carta más importante y decisiva de la independencia de los Estados Unidos corresponde al 2 de julio y no al 4 de julio. La figura 12 es el séptimo armónico de la figura 11.




Figura 12

Hay una revolución solar del séptimo armónico cada 52 días, aproximadamente, pero esta es especialmente fuerte por varias razones. Los tres planetas radicales de la casa 12 están activados por tránsitos de orbe estrecho: Urano por Plutón, Marte por Neptuno y Júpiter por sí mismo. Cuatro de los siete planetas clásicos (el Sol, Mercurio, Júpiter y Saturno) transitan cerca de sus propias posiciones radicales, lo que significa que los retornos de estos cuatro planetas se suceden en poco tiempo, todos ellos cerca de la fecha del atentado. Y además Marte está en estrecha conjunción con el Sol y Urano con Venus.

Ahora que sabemos que cualquier tránsito exacto de un planeta a su propia posición radical es una revolución de ese planeta en algún armónico, es el momento de volver sobre los tránsitos del día del atentado (figura 9) aplicados a la carta de Ascendente Cero de Aries del 2 de julio (figura 3), para ver si entre estas dos cartas se forma algún contacto de ese tipo. La comparación de estas dos cartas se muestra en la figura 13.


Figura 13

Vemos que Saturno transitaba por 14º 45' de Géminis, en trígono exacto al minuto de arco con su propia posición radical. Este grado de exactitud se da solo sobre la carta del 2 de julio, no sobre la del 4 de julio, otro detalle que da ventaja a la primera. Como el aspecto es un trígono y este aspecto pertenece a la serie del 3, tenemos aquí un retorno de Saturno en el tercer armónico coincidiendo con el día del atentado. Los retornos de Saturno en el tercer armónico sólo se dan cada poco menos de diez años, por lo que la coincidencia a día exacto ya es bastante excepcional, pero la coincidencia sería también a hora exacta si en lugar de la Carta de Ascendente Cero Aries del 2 de julio, que se cumplía a las 23h 13m, tomáramos como base una carta calculada para ese mismo día, pero a las 19h 45m. De ese modo el trígono sería exacto hasta el segundo de arco. Con una carta calculada para esa hora, el Sol quedaría a 11º 31' de Cáncer, exactamente en el mismo grado y minuto que el Sol del séptimo armónico de la carta de Ascendente Cero Aries previa a la inauguración del World Trade Center y exactamente en el mismo grado y minuto que Júpiter en la carta de Ascendente Cero Aries previa al atentado. 


Resumen y conclusión

En la mayor parte de los lugares habitados de nuestro planeta, el grado Cero de Aries se sitúa en el ascendente una vez por día. Cuando esto sucede, cuatro círculos máximos (el horizonte, la primera vertical, el ecuador y la eclíptica) se intersectan en los mismos puntos: exactamente en los puntos Este y Oeste del horizonte verdadero. Los círculos mencionados son los más importantes para la construcción de una carta astral y los puntos de intersección entre círculos son los lugares críticos que generan el zodiaco tropical (puntos vernal y otoñal) y la distribución en casas de un horóscopo (ascendente y descendente). La coincidencia de todos esos puntos críticos en un mismo momento y lugar señala la hora del día de mayor intensidad energética y de máximo ajuste de analogías significativas (Aries-Ascendente-Impulso inicial, Cáncer-F.C.-Raices, Libra-Descendente-Negociación, Capricornio-M.C.-Organización, etcétera). Por su misma fuerza, la cualidad de esa hora impregna todo el día. Cualquier entidad que surja durante el día participará de la energía de esa hora. Tanto la carta de Ascendente Cero Aries inmediatamente anterior a un nacimiento o acontecimiento como la inmediatamente posterior pueden dejar su huella. Dado que la hora correspondiente a estas cartas se puede fijar con toda precisión, las posiciones de los planetas y de las cúspides de las casas son absolutamente confiables. Esto permite obtener información muy exacta aplicable incluso a personas que no conocen su hora de nacimiento, así como el manejo de armónicos altos con seguridad. 

La hora exacta de nacimiento es siempre la más importante, pero las cartas de Ascendente Cero Aries son interesantes auxiliares que, en ocasiones, marcan tiempos de cumplimiento de tránsitos tan precisos como una carta natal. También proporcionan claves para entender algunos detalles del modo de ser de las personas que no se explican desde su carta natal. El hecho de que estas cartas sean comunes a todos los nacidos en un mismo día y lugar las hace más impersonales que las cartas natales, pero, con todo, mucho más personales que, por ejemplo, las generalizaciones sobre el signo solar que se aplican a todos los nacidos durante un mismo mes de cualquier año en cualquier parte del mundo, o las cartas de ingreso del Sol en Aries, que se aplican por igual a todos los habitantes de una ciudad, sea cuando fuere que hayan nacido. Por lo general, no serán muchas las personas que nazcan el mismo día y en el mismo sitio, de modo que estas cartas no serán compartidas  por muchas personas.


©2015, Julián García Vara

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